Crucifixión, con el formato que hoy se presenta, surgió en el año 2009, como acto de homenaje póstumo al añorado D. José Mª Pérez Martos, fundador de la Peña Flamenca “El Aljibe” y autor de nueve guiones teatrales cuyo objetivo era la exaltación de la saeta.
Uno de esos guiones fue “Crucifixión”, escrito con las miras puestas en el pequeño escenario de la Peña , en un reducido grupo de actores y actrices de los grupos locales de teatro y, sobre todo, en sus dos cantaoras: Asun y Angelita. Aquellos textos del guión originario de Pepe, al ser representados en el marco monumental de la Iglesia de la Asunción se enriquecieron con el mensaje de algunos pasajes bíblicos, con música sacra, con la presencia sobrecogedora de más de ciento cincuenta músicos pertenecientes a todas las bandas y agrupaciones musicales del pueblo tocando en directo, con un reparto mucho más amplio de actores y, sobre todo, con un derroche de sentimiento que no deja impasible a ningún espectador.
Carcabuey cuenta ya, como otros muchos pueblos de Andalucía, con una Pasión, siguiendo la arraigada tradición en toda la cuenca del mediterráneo de representar diferentes pasajes de la vida y muerte de Jesús. En cada lugar se le da un sello diferente con el fin de hacerla más atractiva. Somos conscientes de que la singularidad de Crucifixión reside en que no nos empeñamos en contar de forma pormenorizada todos y cada uno de los hechos narrados en los evangelios ya que la historia es bien conocida, sino en reflejar la emoción que pueden llegar a producir en cualquier espíritu sensible. Unos trazos gruesos bastan para configurar el armazón; el resto es expresión de sentimientos, música y poesía.
Este espectáculo es una representación de la Pasión de Jesucristo, basada en un guión de José Mª Pérez Martos y Antonio Osuna Ropero, centrado en el mensaje y la emoción, más que en la narración pormenorizada de los hechos históricos.
Casi un centenar de actores de todas las edades arropados por un amplio equipo técnico, cuatro bandas de música tocando en directo, un vestuario bien documentado, una exquisita selección musical, un movimiento escénico que recuerda en bastantes momentos las composiciones de los grandes pintores del barroco, unos personajes principales magníficamente interpretados, un pueblo cuya presencia e intensidad le convierte en auténtico coro de tragedia griega y un homenaje a la Semana Santa de los pueblos andaluces, presente en el flamenco, son algunos de los ingredientes que otorgan calidad y singularidad a esta representación de la Pasión.
